
En la antigüedad, la gente generalmente comprendía los principios de la preservación de la salud, seguía las leyes del yin y el yang, sabía cómo utilizar métodos apropiados de preservación de la salud para regular sus cuerpos, tenía cierto grado de moderación en la dieta, tenía cierta regularidad en el trabajo y el descanso, no pensaba demasiado en el trabajo, combinaba el trabajo y el descanso, para poder lograr la armonía entre la salud física y mental, y vivir hasta el final de su vida útil y morir cien años después.
La gente de hoy no es así. Beben vino como si fuera agua y se entregan a la lujuria cuando están ebrios, agotando así su esencia y perdiendo su verdadera esencia. Desconocen la importancia de mantener plena su esencia y energía, y de nutrir su espíritu. Solo se preocupan por el placer y la comodidad momentáneos, desviándose del verdadero placer de la salud, y carecen de trabajo y descanso regulares, por lo que envejecen a los cincuenta.
En la sociedad actual, cuidar la salud sigue siendo fundamental. Entonces, ¿a qué aspectos debemos prestar atención en la vida diaria? Cinco secretos que te dicen que cuidar la salud te hará lucir cada vez más joven.
1. Sigue la naturaleza
Los horarios de vida y de trabajo deben seguir los cambios del yin y el yang de la naturaleza, como trabajar al amanecer y descansar al atardecer, para así mantener la armonía entre el cuerpo y la naturaleza.
Trabajo y horarios laborales regulares: acostarse temprano y levantarse temprano, establecer un patrón de sueño estable y promover el funcionamiento normal del reloj biológico.
Cree un ambiente para dormir: mantenga el dormitorio tranquilo, sombreado y a una temperatura adecuada para ayudar a mejorar la calidad del sueño.
Reduce el uso de dispositivos electrónicos por la noche: Intenta jugar con el móvil y otros dispositivos electrónicos lo menos posible una hora antes de acostarte. La luz azul que emiten los dispositivos electrónicos afecta el sueño, y recibir demasiada información antes de dormir puede provocar ansiedad y dificultar el sueño.
2. Dieta equilibrada
Debemos centrarnos en “cinco cereales para nutrirnos, cinco frutas para ayudarnos, cinco animales para beneficiarnos y cinco verduras para saciarnos”, es decir, una ingesta equilibrada de cereales, frutas, carnes y verduras para lograr un equilibrio integral en la dieta.
Aumente el consumo de frutas y verduras: Las frutas son ricas en vitaminas y minerales, que son esenciales para prevenir enfermedades crónicas y promover un envejecimiento saludable.
Suplementos proteicos de alta calidad: como pescado, carne magra y productos de soja, que tienen un efecto positivo en el mantenimiento de la función muscular y la salud de los huesos.
Controlar la ingesta de sal y azúcar: reduce el riesgo de enfermedades metabólicas como la hipertensión y la diabetes.
Mantenga el equilibrio hídrico: beba agua con moderación todos los días para promover el metabolismo y la desintoxicación.
3. Regulación emocional
Mantenga un estado de ánimo tranquilo y evite la alegría excesiva, la ira, la tristeza y la felicidad, porque los altibajos de las emociones afectarán directamente la función de los órganos internos, afectando así la salud física y mental.
Cultiva pasatiempos: como leer, pintar, jardinería, aprender instrumentos musicales, bailar, jugar mahjong adecuadamente, etc., que son útiles para la actividad cerebral y la regulación emocional.
Mantener una red social: mantenerse en contacto con familiares y amigos, participar en actividades comunitarias, asistir a universidades para personas mayores, participar en clases de interés, etc., para reducir el aislamiento social.
Estado mental positivo: mantener una actitud optimista ante la vida, tener una mentalidad amplia ante las cosas, reír más y no ser demasiado ansioso ni pesimista.
4. Ejercicio moderado
Aboga por la “combinación de movimiento y quietud”, es decir, combinar actividades físicas apropiadas con descanso para promover el flujo suave del qi y la sangre y mejorar la condición física.
Paseos diarios: Como dice el refrán, caminar después de comer te hará vivir hasta los noventa y nueve años. Se recomienda descansar media hora después de comer todos los días y luego salir a caminar y sudar, lo cual es beneficioso para la salud cardiovascular y la circulación sanguínea.
Gimnasia suave o Tai Chi: Si las condiciones lo permiten, puedes practicar gimnasia suave (también puedes hacer baile cuadrado) o Tai Chi para mejorar la flexibilidad y el equilibrio de tu cuerpo y reducir el riesgo de caídas y lesiones.
5. La prevención es la prioridad
Las personas de mediana edad y mayores deben realizarse exámenes físicos regulares para tener una buena comprensión de su condición física, detección temprana, prevención temprana, diagnóstico temprano y tratamiento temprano.
Exámenes de presión arterial y cardiovasculares: incluyen medición de la presión arterial, electrocardiograma (ECG) y posibles ecocardiogramas, que se utilizan para evaluar la salud del sistema cardiovascular y la detección temprana de enfermedades cardíacas como hipertensión y enfermedad coronaria.
Detección de glucosa en sangre y diabetes: mediante la prueba de glucosa en sangre en ayunas o la prueba de hemoglobina glucosilada, se evalúa el riesgo de diabetes o prediabetes, porque la incidencia de diabetes es mayor en la población de mediana edad y de edad avanzada.
Prueba de lípidos en sangre: verifique los niveles de colesterol total, colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL) y triglicéridos en la sangre para evaluar el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Detección de cáncer: Dependiendo del género y los antecedentes familiares, puede incluir prueba de antígeno prostático específico (PSA), mamografía o ecografía mamaria, detección de cáncer colorrectal (como prueba de sangre oculta en heces o colonoscopia), etc., para la detección temprana de cánceres comunes.
Prueba de densidad ósea: La densidad ósea se evalúa mediante absorciometría de rayos X de energía dual (DXA) y otros métodos para evaluar el riesgo de osteoporosis, especialmente en mujeres posmenopáusicas y personas de mediana edad y mayores con antecedentes familiares de osteoporosis.