
Los taoístas que practican Tai Chi siempre se han centrado en la respiración. Laozi dijo una vez: “Concéntrate en la respiración y suéltala. ¿Puedes ser como un bebé?”. Este concepto señala la dirección y el ámbito de la práctica de la respiración para los practicantes.
La respiración de los recién nacidos es la más pura y natural. Cuando llegan al mundo, gritan “Ah” y respiran dentro y fuera. Al cabo de cien días, cuando están tranquilos, parece que su respiración se detiene. De hecho, la respiración se mueve naturalmente en el Dantian, sin depender de la nariz. Este estado de respiración natural es exactamente el ámbito que perseguimos en la práctica.
Cuando empezamos a practicar, a menudo sólo podemos sentir la respiración por la nariz y pensamos que es algo sencillo y corriente. Sin embargo, a medida que la práctica se profundiza, las habilidades aumentan gradualmente y, cuando se alcanza un cierto nivel, la respiración ya no depende sólo de la nariz, sino que puede ser tranquila. La nariz ya no respira de forma evidente, pero sus raíces siguen trabajando sutilmente. Al final, incluso se puede alcanzar el nivel avanzado de la respiración con el cerebro. Cuando la práctica llega a este punto, no está lejos del éxito.
En este proceso de práctica, la “reflexión interna del cuerpo” es el punto clave que resumen el taoísmo y el tantra. Al igual que el método de meditación y contemplación del budismo, primero debemos detenernos, calmar nuestro corazón y luego estar tranquilos, para poder observar los cambios en nuestro cuerpo con sabiduría interior. Este tipo de introspección es una exploración y conocimiento profundo de nosotros mismos.
El antiguo clásico chino de la alquimia de la inmortalidad “Santongqi” también menciona la “iluminación interior del cuerpo”, lo que demuestra que antes de la introducción de las escrituras budistas, nuestros antiguos filósofos ya habían explorado y resumido estos exquisitos métodos de práctica.
La práctica de la respiración del Tai Chi Taoísta no se logra de la noche a la mañana, sino que requiere de persistencia y entrenamiento a largo plazo. En este largo camino de práctica, necesitamos mantener la conciencia de nosotros mismos, sentir los cambios de cada respiración con nuestro corazón y acercarnos gradualmente al estado de respiración pura y natural como un bebé, para así lograr la armonía y la unidad de cuerpo y mente.