Para los pacientes con gastritis atrófica crónica, el ejercicio adecuado puede ayudar a regular las emociones, promover la inmunidad, mejorar la resistencia a las enfermedades y desempeñar un papel importante en la recuperación de la gastritis. Sin embargo, dada la particularidad de los pacientes con gastritis atrófica, es necesario elegir el método de ejercicio adecuado para evitar resultados contraproducentes. Los siguientes 4 tipos de métodos de ejercicio adecuados para pacientes con gastritis atrófica, ¡léalos varias veces!

1, Caminar

    Caminar es el mejor método de ejercicio para los pacientes con gastritis atrófica crónica. Salga a caminar después de una comida, alternando entre rápido y lento, y lo más adecuado es no sentirse cansado, y controlarlo durante aproximadamente media hora. Esto puede promover la motilidad gastrointestinal, ayudar a la digestión y promover la mejora de la función gastrointestinal.

    2. Tai Chi, juego de cinco animales

      Éstos son los tesoros de la nación oriental, cultivan la mente, promueven la circulación sanguínea, armonizan los órganos internos y equilibran el yin y el yang.

      3, Masaje abdominal

        Temprano o antes de acostarse, puede sentarse o acostarse, usar la palma de la mano para masajear alrededor del ombligo y luego usar la otra mano para masajear el abdomen en la dirección opuesta, repetir unas 100 veces.

        4,Presione

          Utilice tres dedos para presionar hacia abajo lenta y fuertemente en cualquier punto del abdomen, luego levante lentamente y repita la operación de 3 a 5 veces.

          Los 4 tipos de ejercicios mencionados anteriormente, si insistes en practicarlos, pueden favorecer la recuperación de la gastritis atrófica. Sin embargo, una vez que se forma la enfermedad, el ejercicio por sí solo no puede resolver el problema de fondo. ¡Es necesario cooperar con la medicación para tratar los síntomas y las causas de fondo!

          La gastritis atrófica crónica se manifiesta a menudo como dolor abdominal superior, distensión abdominal, eructos, hipo, reflujo ácido, ardor de estómago, indigestión, heces anormales, pérdida de peso, debilidad, anemia, etc. Las causas suelen ser la infección por Helicobacter pylori, el uso prolongado de medicamentos que dañan el estómago, la infección oral o nasofaríngea, el alcoholismo, el reflujo biliar, etc.