La esencia del Tai Chi es encontrar y seguir el propio ritmo interior, para que el espíritu, la velocidad y la fuerza interior se puedan integrar perfectamente con el boxeo, abriendo así la ventana del alma y experimentando una alegría interior difícil de medir con dinero.

    En el boxeo, no se trata de que cuanto más fuerza uses, mejor, sino de que cuanto más te abras, más fuerte serás. Se trata de la búsqueda de una fuerza suave y duradera. Si fuerzas el crecimiento, tu cuerpo será deficiente. Si te obligas a contenerte, tu qi y tu sangre se volverán venenosos. La fuerza excesiva dañará tu cuerpo y la fuerza reprimida conducirá a un qi y una sangre deficientes.

    En la práctica del Tai Chi, debemos aprender a escuchar la voz del cuerpo, en lugar de confiar únicamente en el pensamiento del cerebro. El subconsciente está oculto en el cuerpo y el cuerpo reacciona antes de que el cerebro piense.

    Cuando nos dedicamos a la dinámica, ya no pensando deliberadamente en cada movimiento, sino sintiéndolo, éste es el comienzo de la iluminación.

    El reino más elevado no es la deducción lógica, sino una energía innata.

    Al practicar Tai Chi, debemos dominar el grado, entender cuándo empezar, cuándo parar y cómo controlar la fuerza y el ritmo, que son las claves para lograr precisión. Convertirse en un maestro de Tai Chi depende de su comprensión precisa del “grado”.

    Las rutinas de Tai Chi no son simples repeticiones, sino que trazan con precisión una trayectoria de principio a fin. Cada vez que das un puñetazo, tu mente, tus tendones, tu presión interna y tu energía cinética pueden combinarse perfectamente.

    El Tai Chi no se trata de practicar la fuerza con fuerza, sino de practicar la fuerza con líneas.

    El Tai Chi pone énfasis en la práctica de la fuerza con líneas. Mediante la relajación de todo el cuerpo, la expansión lenta, espirales suaves y hundimientos lentos, buscamos una línea oculta. Esta línea se extiende por todo el cuerpo, como una red, con una característica fluctuante. Solo dibujando arcos y caminando en círculos podemos experimentar profundamente esta línea.

    En la práctica de Tai Chi, debemos prestar atención al movimiento de la escápula y sentir la apertura y el cierre del pecho y la espalda a través de la apertura y el cierre de la escápula.

    Dentro del torso hay una membrana que envuelve la cavidad. La llamada hinchazón por presión interna, la rotación abdominal, el movimiento circular del meridiano del cinturón y el entrelazamiento de los dos riñones sirven para abrir la columna vertebral mediante la fuerza interna.

    Cuando practicamos Tai Chi, la columna vertebral genera una especie de corriente subyacente de poder. La parte superior de la cabeza se levanta suavemente y los puntos Mingmen y Tanzhong se abren y cierran o se amasan, masajeando suavemente la columna vertebral desde adentro hacia afuera, de modo que la columna fluctúa y responde entre sí, creando así una sensación de jerarquía.

    El Tai Chi se centra en el poder de la relajación y el hundimiento. Este poder es una especie de transmisión. No se trata de una simple sentadilla, sino de una relajación jerárquica de la columna vertebral, aflojando cada sección y bajando capa por capa. Pasando por cada sección, para que puedas relajarte más a fondo. Relajando capa por capa, colapsando capa por capa, para que fluya toda la columna.

    Por ejemplo, en la postura inicial, debemos mantener el espíritu vacío y la fuerza máxima, determinar la altura de mando, rotar suavemente la articulación del hombro hacia atrás, hundir el hombro, relajar las costillas, descargar la escápula, descender el diafragma, hundir el dantian, dejar caer las caderas y pisar ambos pies.

    Por analogía, al practicar boxeo, ya sea hundiéndose o subiendo, no camine en línea recta, extienda lentamente la guía de ondas, gire cada articulación, conecte los puntos, el círculo interno impulsa al círculo externo y el sentido de jerarquía se separa, y la fuerza interna se cultivará inevitablemente. Poco a poco, practicará una dinámica avanzada, que es también el verdadero significado del boxeo.